HOLA !!!!

Este "blog" solo tiene por finalidad contar todo tipo de cosas que pueden aparecer en la memoria con el solo fin de entretener. Es como, cuando nos reunimos un grupo de amigos y damos rienda suelta al "te acordás?"

6 de diciembre de 2008

HOY, La Colimba - Parte 2


Decía en la primera parte de esta entrega de “La Colimba…” que el tema daba para el recuerdo de muchísimas anécdotas a veces graciosas y otras no tanto, algunas de las cuales quiero hoy plasmar en estas “Historias y Recuerdos”…:
1) Muy fría madrugada de mediados de Abril, en el vivac del Ejército en Campo de Mayo. Aproximadamente las 03:30 hs. Carpa Dormitorio (unos 40 reclutas durmiendo profundamente en su interior después de un agotador día de instrucción militar agobiante). Suena el potente silbato del Sargento instructor y se escucha la orden: “Arriba Tagarnas, reclutones inútiles, a formaaaaaaaar…!!!!!!”.- No entendíamos nada pero en la colimba las ordenes se cumplen si o si sin chistar, por aquel viejo lema que reza: “El soldado NO piensa…Obedece!!!”.- En menos de tres minutos, dos filas de 20 chavales estaban en calzoncillos, camiseta y descalzos alineados y listos para cumplir lo que se ordenara, que por supuesto nadie sabía que era, ni el resultado que eso tendría un rato más tarde.- Nos ordena salir a la intemperie (con un frío de cag…) y allí unifica las dos filas, quedando una sola de 40.- Luego llega la orden: “Cuarto de giro a la derechaaaaaa…, de frente maaaaaarrrrrr,… (y después de recorrer, unos 150 mts.), Allllltoooooo!, cuarto de giro a la izquieeeeerdaaaaaa!.- Asi fue que quedamos todos formados (uno al lado del otro) mirando de frente “al campito”.- El Campito, no era otra cosa que un sector del campo asignado para hacer las necesidades fisiológicas personales durante los momentos de instrucción activa siguiendo determinadas reglas, como ser aquella fundamental que decía que después de hacer lo tuyo, debías coger la “pala Lineman” y enterrar la deposición. Como los instructores habían observado y además tenían la experiencia de años anteriores, de que generalmente los “reclutones” hacían caso omiso de esa fundamental regla de higiene, decidieron darnos un escarmiento. Y así fue nomás, cuando ya todos en la fila, nos imáginabamos la que se venía, llegó la orden tajante en la absoluta oscuridad de la noche: “Cuerpo a tieeeeeerraaaaaaaa!!!!!!”… “Avaaaaaanzaaaaaar cuerpo en tieeeeeeerraaaaaa!!!!!!!”.- Madre mía, lo que fue eso!!!!!! Para completar el cuadro, cuando alguno y ante la proximidad de una cagada en su derrotero, intentaba esquivarla o levantarse, aparecía inmediatamente el sargento y mediante un certero planazo en la espalda con la culata del fusil, impedía la intención. Después de cruzar el campito cuerpo a tierra, (mas o menos unos 150 mts, arrastrándonos) llegó la esperada orden de levantarse, formar e ir a la carpa de duchas. Segunda etapa del castigo, las duchas eran con agua fría por supuesto y a esa hora de la madrugada, y en la carpa, se pueden imaginar lo que fue esa ducha!.- Sin embargo, era tanto el olor y el asco que teníamos, que minimizó el horror de la ducha helada. Nunca más ví a un soldadito ir a hacer sus necesidades sin la pala lineman y sin cumplir estrictamente con el enterramiento de la defecación. Dio resultado o no?
2) Otra de las “cosas” que tiene la colimba, es que te obliga a confraternizar con otras personas con las cuales en otras circunstancias difícilmente trabaras relación. No me refiero solamente a tus compañeros, sino también a los militares. En el primer caso, te ves en la necesidad de compartir tus alegrías y angustias, éxitos y fracasos, problemas y soluciones, con otros chavales de distinta educación, estudio, posición económica, religión, ideas políticas, etc., mejores o peores, no importa eso, si que son distintas, y eso es lo que te abre el pensamiento a un panorama mucho más amplio. En el segundo caso, como tu no abrazaste la carrera militar, difícilmente (salvo por la existencia de algún familiar o amigo de la familia) comprenderías el mundo en el que se mueven esas personas, sus formas de ser (aparentemente mucho más duros de lo que realmente son) y fundamentalmente su apreciación sobre las personas que integran el resto de la sociedad, o sea sobre nosotros. Y a propósito de esto, me viene a la memoria aquella anécdota del Suboficial Principal, encargado de la compañía de la que formábamos parte, con una tremenda fama de duro, maldito, gritón, que jamás te perdonaba la mas mínima transgresión o equivocación, odiado hasta el final por todos los reclutas, que jamás se sonreía, que parecía incapaz de contemplar cualquier circunstancia difícil por la que pudiera atravesar un colimba y que después de finalizado el periodo de instrucción, y luego de haber jurado la bandera, cuando según las costumbres militares, dejas de ser recluta, para transformarte en soldado de la Patria, viró totalmente su comportamiento y empezó a interesarse por las circunstancias de la vida de todos y cada uno de los soldaditos de la compañía, inclusive aconsejando y hasta ayudando (si le era posible) a los que estaban en situación mas desfavorable ante la vida, transformándose casi diría en lo que hoy podemos ver como un asistente social voluntario.
Estos dos ejemplos anecdóticos que he querido plasmar hoy en esta historia, demuestran a mi manera de ver que el SMO, fue un paso importante en la vida de cada uno, que en gran medida contribuyó a erradicar vicios y costumbres que de persistir a lo largo de la vida, te la hacen mas difícil de llevar, que te abre la mente a otras cosas, que te muestra un mundo distinto del que venís, etc. etc. Por todo ello, creo que a la postre, cuando te acuerdas de “la colimba” no te aflora un sentimiento de odio o rencor, sino una sensación de algo que viviste, incomodo, feo, indeseable sí, pero necesario al fin para la formación de un hombre que deberá luchar en la vida.
No obstante insisto, como lo dije al principio de la parte 1, no abro opinión si en mi país la eliminación del SMO, fue una medida acertada o no, (lo dejo para opinión de los sociólogos y/o políticos), pero si entiendo que es positivo recordar lo que te ha dejado “la colimba” incluso como parte de tu formación humana, (complementaria a mi manera de ver) de la educación parental, de la instrucción en todos los niveles, y de las experiencias de vida.