HOLA !!!!

Este "blog" solo tiene por finalidad contar todo tipo de cosas que pueden aparecer en la memoria con el solo fin de entretener. Es como, cuando nos reunimos un grupo de amigos y damos rienda suelta al "te acordás?"

7 de septiembre de 2008

Hoy, el Tranvía


Para los que ya peinamos canas, (o se nos han volado las chapas), recordar y hablar del tranvía es todo un placer. Contarle a las nuevas generaciones las experiencias vividas en aquellos años (década del 60) puede ser un ejercicio interesante y agradable para el que lo cuenta, y puede resultar aburrido, curioso, interesante y también agradable, para el que lo lee. Eso dependerá de muchos factores, que no viene al caso analizar ahora, pero vamos al grano:

Tranvía en Buenos Aires. Yo lo usaba para ir al cole secundario, el Nº26 para ir y el Nº 44 para volver. A la ida subía en la esquina de Garay y Piedras, generalmente venía bastante vacío, no había problemas para sentarse y viajar durante los diez minutos que duraba el viaje hasta el colegio. Al regreso, ascendía en Paseo Colón y México, ese sí, venía del centro, mas que repleto de gente! Recuerdo algunas veces que por mas que empujabamos con el cuerpo hacia adentro, tomados desde los pasamanos externos, no era posible subir y debía esperar el próximo al que pudiera subir. A esa edad (chaval de +o- 14 o 15) la aventura del viaje pasaba por dos cuestiones: 1)subir si o si, como se pudiera, y 2) viajar sin pagar los 30 centavos que costaba el boleto y si era posible con la anuencia del guarda (auxiliar del conductor encargado de cobrar) que ya nos conocía de todos los días.

Para lo primero, era cuestión de empujar y empujar no más, y de última treparnos por la ventana de atrás del tranvía.

Para lo segundo, había que agudizar el ingenio, había que "negociar" el boleto con el guarda. Como?. Pues bien, como ya dije, el tranvía venía colmado de gente y el pobre guarda encargado de vender los pasajes siempre quedaba "apretado" por el medio del pasillo del tranvía y no podía llegar nunca hasta la parte de atras del vehículo. El tranvía recorría la avenida Paseo Colón, y dos cuadras mas adelante de donde yo subía, debía girar a la derecha, por la calle de Humberto Iº, y en ese punto, y mientras estaba girando invariablemente se le salía el trole (la lanza que conectaba con el cable aereo)- El encargado de ponerla en su lugar (colocar la roldana superior en el conductor aereo) era por supuesto el guarda, que nunca estaba a tiro para poder hacerlo, entonces allí surgió la oportunidad del negocio. Yo subía al tranvía, me quedaba en la plataforma trasera (se ascendía por atrás) y cuando se "destrolaba", yo se lo colocaba en su lugar! Pero ese "servicio" tendría un precio, que al segundo día el guarda aceptó gustosamente: No cobrarme el boleto. Claro como le iba a cobrar a su "ayudante del trole", ja.!